jueves, 29 de diciembre de 2011

"EN BUSCA DE ORIGENES CUIJLEÑOS ;GRO.MEX"

"CONSTRUYAMOS NUESTRO PASADO"     ¿POR QUÉ?
"ES HORA DE ENTENDER NUESTRO PRESENTE ECONÓMICO,POLÍTICO, SOCIAL Y CULTURAL"


El municipio de Cuajinicuilapa se halla en la Costa Chica de Guerrero, en el límite con el estado de Oaxaca, con el municipio de Azoyú y el océano Pacífico. Predominan en la región los plantíos de jamaica y ajonjolí; en la costa hay palmeras, milpas y hermosas playas de blanca arena. Es una sabana de terrenos planos y extensas llanuras, con un clima cálido donde la temperatura promedio anual alcanza los 30ºC.
El nombre del municipio está formado por tres vocablos de origen náhuatl: Cuauhxonecuilli-atl-pan; cuajinicuil, árbol que crece a orillas de los ríos; atl que significa “agua”, y pan que quiere decir “en”; entonces Cuauhxonecuilapan significa “Río de los cuajinicuiles”.
Antes de la llegada de los españoles, Cuajinicuilapa era provincia de Ayacastla. A su vez, Igualapa fue la cabecera de la provincia hasta la Independencia y después se trasladó a Ometepec.
En 1522 Pedro de Alvarado fundó en el corazón de Ayacastla la primera villa española en Acatlán. En 1531 una insurrección tlapaneca ocasiona la huida masiva de los lugareños y la villa es paulatinamente abandonada. En ese siglo XVI la población indígena fue desapareciendo debido a las guerras, la represión y las enfermedades.
Los españoles, así, se vieron en la necesidad de buscar trabajadores de otras latitudes para seguir explotando las tierras usurpadas, dando inicio de esta manera a la trata negrera, que constituye uno de los hechos más crueles y lamentables de la historia de la humanidad. Deportados masivamente en un tráfico ininterrumpido durante más de tres siglos, un número superior a veinte millones de africanos en edad productiva fueron arrebatados de sus pueblos y reducidos a mercancía y a motores de sangre, causando una pérdida demográfica, económica y cultural casi irreparable para África.
Aunque la mayoría de los esclavos llegaban al puerto de Veracruz, también hubo desembarcos forzosos, contrabando de esclavos y grupos de cimarrones (esclavos libres) que llegaron a la Costa Chica.
A mediados del siglo XVI don Mateo Anaus y Mauleon, hidalgo y capitán de guardia del virrey, acaparó enormes extensiones de tierra en lo que fuera la provincia de Ayacastla, que comprendía por supuesto a Cuajinicuilapa.
La región fue convertida en un emporio ganadero que abastecía a la colonia de carne, pieles y lana. En esta época llegaron a la región varios negros cimarrones que buscaban refugio; algunos venían del puerto de Yatulco (hoy Huatulco) y de los ingenios de Atlixco; éstos aprovecharon lo aislado de la zona para establecer pequeñas comunidades donde pudieran reproducir sus patrones culturales y vivir con cierta tranquilidad lejos de sus crueles represores. En caso de ser capturados recibían un feroz castigo.
Don Mateo Anaus y Mauleon les brindó protección y con ello obtuvo mano de obra barata, de tal modo que poco a poco Cuajinicuilapa y sus alrededores se fueron poblando de cuadrillas de negros.
Las haciendas de esa época fueron verdaderos centros de integración étnica donde convivían, junto con los amos y sus familias, todos aquellos que se dedicaban al trabajo de la tierra, la vaquería, el curtido de pieles, la administración y la atención doméstica: españoles, indios, negros y toda suerte de mezclas.
Los esclavos se hicieron vaqueros y se dedicaron en buen número al curtido y la preparación de pieles.
Los siglos transcurrieron con abandonos, nuevos repartos territoriales, conflictos armados, etcétera. Hacia 1878 se instaló en Cuajinicuilapa la casa Miller, que fue fundamental en el devenir de la región durante el siglo XX.


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